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Tropiezos y albricias para el Festival Palabra en el Mundo



Una de mis amigas pintoras trajo como donación una cubeta de pintura blanca para las bardas. No la pudimos mover por pesada, y la camuflamos entre mis macetas para después pedir ayuda de alguien para meterla. Pero no fue posible: ¡la robaron!
Rabia, desesperación, lágrimas. Ganas de botarlo todo, preguntas de quién me manda, por qué me meto en esto y todo lo demás... regaños: ¿por qué haces esas cosas tan frustrantes? ¿Cómo se te ocurrió dejarla afuera? y así por el estilo...
Luego, me llega un aviso al celular: "tengo 10 litros de pintura". Y un correo "Tengo pintura para tus bardas en la galería". Y un aviso: "ya tenemos promocional en audio"...
Pero por si fuera poco, aparece mi amiga Iris, y me dice: Primero, que va a alquilar una de las carpas que rento para pagar el espacio que usaré en el Festival (ya sabe que no se ha rentado ninguna), y luego, que me va a dedicar toda la semana para que hagamos lo que falta...
¡Uff! ¿¡Y luego quieren que no haga estas cosas!?
Además, apareció sin previo aviso un cantante que participará y me trajo como aportación 200 volantes para repartir mañana en la fiesta del aniversario de la ciudad, para promover el Festival, ¡gracias Kenji!
Pero no es todo: la lona que nos donaron ya quedó y pasé por ella, aquí la foto...
Caray, ya no sé si estuvo bien o mal que se robaran la pintura...
Pero se me secaron las lágrimas y se me quitó la depre, eso que ni qué...

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