No vale la pena conservar un texto nacido de este tedio de la madrugada en la que ningún sonido me indica qué sucede afuera, cómo avanza la noche con su helado manto... no vale la pena conservar las letras que nacen sólo del deseo de verlas dibujarse contra la blancura sólo para mirar sus caprichosos rasgos, hendir la nieve con la tinta y sentir que se ha creado un punto, una raya, una pregunta...
Y sin embargo gurdamos todas esas letras que desparrama nuestro insomnio, los rasgos torpes que la premura deja en el papel testimoniando nuestros miedos o emociones porque las alegrías jamás son consignadas de esa forma, son explosivas y nunca esperan al momento de estar frente al papel.
Este papel, reminiscencia de árbol que susurra campanas, esta blancura que me arropa como el sueño que comienza en mis párpados y entorpece mis dedos...
Y sin embargo gurdamos todas esas letras que desparrama nuestro insomnio, los rasgos torpes que la premura deja en el papel testimoniando nuestros miedos o emociones porque las alegrías jamás son consignadas de esa forma, son explosivas y nunca esperan al momento de estar frente al papel.
Este papel, reminiscencia de árbol que susurra campanas, esta blancura que me arropa como el sueño que comienza en mis párpados y entorpece mis dedos...
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Un beso