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In memoriam

El mismo día en que hubo anunciación
usted imaginó los zapatitos,
la cuna, las colchitas,
Le vinieron los miedos,
qué nombres. qué colores , cuántos meses.
La modificación de la rutina
los avisos
la nutrición y los antojos,
las horas con insomnio
y sobre todo el enigma,
La rumorosa certidumbre
de atestiguar la magia de otra vida.

Pero la vida es vuelco, empuñadura.
A veces río que corre,
a veces sangre que se rueda.
Las dieciséis semanas de esa vida
extinguieron una a una sus plaquetas.
Y qué dolor, qué grito ni qué llanto
podrían decir de qué tamaño era la pérdida.

Silencio y más silencio había.
Con mil lágrimas mudas
salaba usted las noches
y pasaba las horas extendiendo silencio por los vientos.

Desgarraduras en el cuerpo
usted no las sentía.
Únicamente imaginaba cómo,
de qué color hubieran sido los rizos de su niño.

Y en ese mismo día de la sorpresa
usted abandonó los zapatitos y la cuna,
se acuclilló en el filo de su pena
y comenzó a vivir con rasgaduras.

Comentarios

Ophir Alviárez ha dicho que…
Wow...Qué ritmo perfecto y cuánto dolor en los versos. A pesar de lo omnisciente de la voz, se siente su derrumbe...

Un abrazote Liz, que rompe mi silencio.

Ophir
Anónimo ha dicho que…
Muy bueno, me gustó.
Saludos,
lily

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