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Tutti frutti




Aquí siguen helados los vientos, se vive un eterno febrero y no terminamos de acostumbrarnos todavía a la falta de calor, aunque tampoco lo deseamos.
Mi dolencia por fortuna aminora y me permite más movilidad y menos queja.
Pabla me trajo ayer otro nieto peludo: un Yorki de cuatro meses que nos puso a babear alelados y envidiosos, y puso a mis perros un poquitín celosos. Comprobado: La Nube no tiene instintos maternales ni cosa que se le parezca. Estuardo, por su parte, se limitó a no prestar su juguete.

Trabajo más en la pintura, he comenzado un ciclo de autorretrato que me cuesta muchísimo porque al parecer me veo como nadie más me ve... no sé si es el ojo demasiado crítico o el cariño de mis semejantes lo que hace que no coincidamos en el parecido.

Preparo el curso de verano para el caso de que pudiera yo armarlo aquí en casa. Extraño a los niños, luego de trabajar cada día de la semana en la escuela de Monterrey, empiezo a sentir ansiedad por no tenerlos cerca.

Sembré lo que en Veracruz conocemos como tulipán y ya está dando flores. La plantita de chile al parecer se resintió por el frío y no sé si se recupere. Pero este fin de semana trajimos una hortencia que no tardo en sembrar.

Ayer me levanté tarde y abrí la cortina de la ventana para ver la calle. Es algo muy especial para mí estar en mi cama viendo pasar autos y gente, me hace sentir verdaderamente privilegiada por no tener que salir a una hora temprana y correr hacia el trabajo. Me hace sentir que veo pasar la vida, por eso sólo de vez en cuando lo hago...

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Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Sorprendente

Hoy tocó la revisión médica de Paola aquí en Ensenada. Le habían pedido que se hiciera unos estudios para ver las condiciones del hígado y una biometría hemática. Tiene ya casi un mes que le disminuyeron los medicamentos, y en lugar de 39 pastillas semanales, ahora toma nueve. La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento. Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar! Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto ...

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice...