Recién vi en la tele un programa sobre una mujer que me hizo estremecer por su fuerza y sus convicciones. Es una mujer que no se ha hecho famosa, quizá casi nadie la conozca y menos gente la ha de entender aún.
En su temprana juventud, en el pueblo de Guerrero en que vivía, tuvo que convencer a sus padres de que la dejaran integrarse a un núcleo de guerrilla que luchaba por las causas sociales debido principalmente a la pobreza e injusticia de que eran víctimas en su comunidad. Se trataba del grupo que comandaba un primo de ella, nada menos que Lucio Cabañas. Los padres no pudieron hacerla desistir y ella casi como única mujer se unió a la guerrilla.
Como sabemos, él fue asesinado con otros muchos y los que no mataron fueron perseguidos, como es el caso de esta mujer que desafortunadamente no tiene nombre en este escrito porque sólo pude saber que se apellida Cabañas Alvarado. Ella vivió mucho tiempo escondiéndose y cambiando de lugar de residencia. Sin embargo daban con ella de alguna manera. En una ocasión en que vivía con su hermana y se sabían perseguidas, salieron de la casa pero atraparon a su hermana. Luego de torturas y violaciones fue asesinada y otro hermano también.
Hoy en día ella dice que vive aún con miedo pero que nada ha cambiado, que volvería a integrarse al grupo porque la situación social sigue siendo la misma, los campesinos son empobrecidos hasta la vergüenza y ninguna autoridad toma cartas para revertirlo.
Entonces, a esas Mujeres con mayúscula, que son capaces de hacer acciones para ser congruentes con su pensamiento, debemos dedicar nuestro respeto y reconocimiento. A ella y a muchas como ella debemos el resto de las mujeres lo que vamos obteniendo con el tiempo.
Que sus voces sigan siendo lámparas. Y que en algún momento nuestras generaciones futuras no sepan ni tengan que hablar de la igualdad de géneros.
En su temprana juventud, en el pueblo de Guerrero en que vivía, tuvo que convencer a sus padres de que la dejaran integrarse a un núcleo de guerrilla que luchaba por las causas sociales debido principalmente a la pobreza e injusticia de que eran víctimas en su comunidad. Se trataba del grupo que comandaba un primo de ella, nada menos que Lucio Cabañas. Los padres no pudieron hacerla desistir y ella casi como única mujer se unió a la guerrilla.
Como sabemos, él fue asesinado con otros muchos y los que no mataron fueron perseguidos, como es el caso de esta mujer que desafortunadamente no tiene nombre en este escrito porque sólo pude saber que se apellida Cabañas Alvarado. Ella vivió mucho tiempo escondiéndose y cambiando de lugar de residencia. Sin embargo daban con ella de alguna manera. En una ocasión en que vivía con su hermana y se sabían perseguidas, salieron de la casa pero atraparon a su hermana. Luego de torturas y violaciones fue asesinada y otro hermano también.
Hoy en día ella dice que vive aún con miedo pero que nada ha cambiado, que volvería a integrarse al grupo porque la situación social sigue siendo la misma, los campesinos son empobrecidos hasta la vergüenza y ninguna autoridad toma cartas para revertirlo.
Entonces, a esas Mujeres con mayúscula, que son capaces de hacer acciones para ser congruentes con su pensamiento, debemos dedicar nuestro respeto y reconocimiento. A ella y a muchas como ella debemos el resto de las mujeres lo que vamos obteniendo con el tiempo.
Que sus voces sigan siendo lámparas. Y que en algún momento nuestras generaciones futuras no sepan ni tengan que hablar de la igualdad de géneros.
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