A veces siento que al hablar, ocurre como si usara distintos idiomas porque mi interlocutor/a no entiende nada, o entiende todo diferente. Me he hecho cruces, me he desesperado, he llegado casi hasta el enojo por eso, pero ninguna de esas cosas mejora la situación, sino al contrario, puede hacernos rodar por un enorme abismo de confusión y malos entendidos.
Ya en la soledad procuro reflexionar al respecto, me pregunto qué ocurre, por qué no puedo entender los mensajes o no me los entienden.
Entonces veo cómo cada cabeza es un mundo, viene de mundos distintos, y tiene -tenemos- sencillamente, diferentes códigos para entender las cosas.
Si tú y yo no tenemos los mismos códigos, habrá que estar preparados: en algún momento ocurrirá eso que tanto me desconcierta y puede que me lastime.
Sin embargo, como con los idiomas, una puede aprender a leer ciertos códigos, se va familiarizando y eventualmente será capaz de leerlos sin desfiguración, sin dramas y sin mayores consecuencias.
Ya en la soledad procuro reflexionar al respecto, me pregunto qué ocurre, por qué no puedo entender los mensajes o no me los entienden.
Entonces veo cómo cada cabeza es un mundo, viene de mundos distintos, y tiene -tenemos- sencillamente, diferentes códigos para entender las cosas.
Si tú y yo no tenemos los mismos códigos, habrá que estar preparados: en algún momento ocurrirá eso que tanto me desconcierta y puede que me lastime.
Sin embargo, como con los idiomas, una puede aprender a leer ciertos códigos, se va familiarizando y eventualmente será capaz de leerlos sin desfiguración, sin dramas y sin mayores consecuencias.
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