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Lo mismo pero diferente

A las cinco de la mañana comencé a estudiar en mi cama, como ha sido mi costumbre durante estos años de estudiar la carrera. Ahora mismo interrumpo mi lectura al darme cuenta del hecho de estar en esta misma cama, también al pie de la ventana y escuchando cantar a los gallos como si no estuviera a más de tres mil kilómetros de distancia. Una especie de extrañamiento me invade, me pregunto cómo puede ser tan igual pero a la vez distinto, y reflexiono acerca de lo que soy -de lo que somos- a lo largo de la vida, siempre los mismos pero diferentes.

La luz del día viene irrumpiendo discretamente sobre la mañana, ya comienzan a escucharse los ruidos que ahora son novedosos, el llanto del que reza a gritos desde que amanece, el sonido del tren a lo lejos, la campana de una iglesia y en un rato más, el desfile de vida cuando pasen los vendedores ofreciendo sus mercancías.

Aquí sigo yo, en mi cama, estrenando mis 64 años lejos de lo que tenía, de lo que tuve por casi tres lustros, sola pero no sola: acompañada de estas costumbres que son anclas para afianzarme en los terrenos donde pise, estudiando al pie de la ventana... la misma pero diferente.

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Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Poema para los niños migrantes

Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

Visita de Poesía errante

Para quienes recuerdan las patoaventuras que tuvo que afrontar mi proyecto cuando inició el año pasado y se perdió en la paquetería que debería llevarlo a Costa Rica, les cuento que ha recomenzado el viaje de Poesía errante . Luego de haber estado en Guadalajara bajo el cuidado de Rosario Orozco (Revista Va de Nuez), llegó a Zacapoaxtla y otra poeta, Gabriela Molina, ha estado a cargo de los preparativos para poner el tendedero poético que tradicionalmente se tiende en las lecturas. Aquí la muestra creativa del cartel de la lectura. Siempre me lamento de no poder asistir a todos esos tendederos, pero desde luego me alegra que estén ventilándose los versos que de tantas partes acuden a la cita a donde el aire los lleva. Espero que más adelante podamos compartir algunas fotografías de las lecturas. Por lo pronto gracias a mis compañeras poetas que me ayudan a que este sueño siga con su errancia por el mundo, que es un modo de ir también nosotras.