
En el cruce del tiempo y los espacios vivo en tanto la lluvia. Su voz mojada deja el tejado de la memoria lleno de reflejos, y en mi corazón el ansia del regreso a aquellos días nublados llenos de luciérnagas y juegos, de cantarinas aguas en el río a un lado de la casa, de olores a leña por algunas calles y nubes como rebozos alrededor de las copas de los árboles.
El tiempo ni el agua han podido enmohecer estos recuerdos que acicalo para que me acompañen en la futura travesía, el regreso, el reencuentro con la raíz, los sonidos, la luz, el aire, la otra vida que me espera allá, en ese otro lugar que está esperando mi llegada a las faldas de un volcán que besa estrellas.
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