Para mi amiga Irina
Quizá ya estaba entre sus venas: la sangre reclama los aplausos y las luces, las tablas del escenario.
Ahí estará la niña detrásdelarrayaqueestoytrabajando, la pequeña que le daba de comer a la serpiente y asistía al mago en las fiestas donde ella no podía comer pastel.
Ahora no va a trazar la línea con su gis mientras el merolico arenga con enjundia encantadora a los curiosos del pueblito.
Esta noche, una mujer que lleva a esa niña guardada va a enfrentar a un público sin gises ni serpientes, se plantará en el escenario para que corra por sus venas esa, la sangre del mago, el merolico, el padre, para dar su función de media vida y comenzar a vivir una obra nueva.
Quizá ya estaba entre sus venas: la sangre reclama los aplausos y las luces, las tablas del escenario.

Ahora no va a trazar la línea con su gis mientras el merolico arenga con enjundia encantadora a los curiosos del pueblito.
Esta noche, una mujer que lleva a esa niña guardada va a enfrentar a un público sin gises ni serpientes, se plantará en el escenario para que corra por sus venas esa, la sangre del mago, el merolico, el padre, para dar su función de media vida y comenzar a vivir una obra nueva.
Comentarios