
De repente una se olvida de la capacidad que puede desarrollar para comer, y creo que en estos días muchos de nosotros nos volvemos conscientes de eso. No hay manera de evadir las galletas que se hacen sólo cada año, el pavo, los romeritos, el bacalao que me convida la vecina, los buñuelos y pasteles, el ponche de frutas o de vino, los tamales, en fin, las delicias de temporada.
Aunque difícil, seguiremos disfrutando y comiendo en estos días. Con todo y los cargos de conciencia, ni modo.
Pensar que es sólo una vez al año ayuda...
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Abrazos de 2008
Ophir