Un camino diferente, un nuevo lugar. ¡Qué excitante! Subir al auto con la idea de viajar por carretera unas seis o siete horas prometía. Mi amiga y yo estábamos muy emocionadas por el viaje. La parte del camino conocido fue hasta llegar al libramiento de Mexicali. De ahí en adelante, fue maravilloso poder ir viendo todo con los ojos niños, los que ven cosas por primera vez. La belleza, la luz, la inmensidad del desierto, algo que no me había tocado vivir y llegó de manera inesperada. Justo en la mejor parte del camino, en el Golfo de Santa Clara, nos encontró la puesta de sol. Cuando cayó la noche, todo se volvió estrellas y después, el golpe de humedad que te echa a andar la sangre, el olor de la sal, la textura de la arena, el calor...¡y el mar! Pero ese otro, el de distintos tonos, diferente del de aquí, con sus caricias de agua tibia. Difícil adaptarse velozmente al cambio, las impresiones en la carretera fueron profundas, intensas, de esas que te hacen preguntarte si en v...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias