Ir al contenido principal

Cuando tiembla un hermano

Tiene días que estamos con con el corazón apretado por el miedo y la incertidumbre debido a la enfermedad de mi sobrina Abril. Tan joven, tan linda, tan con tres niños... y tan enferma. Vive en un lugar en donde no puede ser debidamente atendida y sólo recibe paliativos que han provocado que su enfermedad no esté siendo combatida como se debe.
Finalmente y ante la recurrencia de sus malestares, se decidió entre familia trasladarla a la capital del país para que ingresara al hospital y ha sido debidamente estabilizada.
Pero pienso en mi hermano. Soy mayor que todos y lo recuerdo de niño, frágil y tembloroso ante los embates bruscos del hermano mayor, buscando mi refugio porque me tocó ser un poco madre de todos. Y lo veo ahora tan grande y tan enorme pero con ese mismo corazón que cómo no va a ponerse tembloroso cuando es una hija la que enferma y peligra y no hay refugio ni madre ni hermana que lo ayude.
Pero sí: las manos extendidas a lo largo de todas las distancias, el cariño presto para ser soporte, las palabras de aliento y todas las ayudas posibles en lo material o en lo económico, que nunca sobran en estos trances que a veces son inesperados.
Veo ante estas situaciones -recuerdo la grave enfermedad de mi propia hija- lo pequeños e indefensos que podemos sentirnos, y sé lo mucho que nos alienta y cobija no sentirnos solos.


Por eso, desde todos los medios, el aire, el teléfono y el corazón, va mi bendición y mi cariño con las oraciones que tanto necesita Abril, que tanto necesita mi hermano, que tanto necesitamos todos para estar y sentirnos mejor.

Comentarios

Lo que más te gustó

Poema para los niños migrantes

Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Recordando la vieja máquina de escribir...

Estoy fascinada porque un amigo me puso un programita en mi compu que hace que cuando escribo mis importantísimos asuntos, mi teclado suene como máquina de escribir... Es que recuerdo aquellos tiempos en los que las colegiaturas de mis hijos y nuestra manutención dependían de la velocidad y ritmo de ese mágico sonido... En esta foto, la imagen de la primera máquina eléctrica que me tocó usar, cuando llegué a la ciudad de México a trabajar en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Un tiempo después ésta fue mi favorita, la máquina de esfera, porque le podía cambiar los tipos de letra y hasta el color de la tinta porque había cintas de color sepia. Se me descomponía con frecuencia hasta que el técnico descubrió que yo era demasiado rápida al escribir y se trababa la esfera, já já. Además de trabajar en una institución, ponía anuncios en el periódico para mecanografiar trabajos. Desde luego lo más socorrido eran las tesis, hice muchas pero además me tocó hacer el directorio