Ayer cuando salía poco antes de las tres de la tarde de casa de mi amiga porque había terminado mi parte de colaboración en el trabajo en que la ayudé, encontré a un minúsculo bicho peludo y cuadrúpedo en la puerta, Ante las amenazas de que lo corriéramos tirándole agua y demás salvajadas, lo metí a mi coche para llevarla a la veterinaria para que se le buscara hogar. Blanco, de orejas puntiagudas de color ahumado y el rabo de igual color, con ojos de un azul claro e intenso y un comportamiento digno de diploma, se fue maullando un poco en el asiento trasero. Más adelante mi auto se puso raro, perdió potencia, se encendieron luces en el tablero indicando alguna falla y me detuve de inmediato para estacionarme. Mientras pedí ayuda y en lo que llegaba compré en la esquina un poco de alimento para el bicho que ya francamente tenía cara de gatita. Llegó la ayuda, llegó el mecánico, mi auto se trasladó al taller y yo metí a la gatita a mi bolso para llevarla a casa, pues ya no tenía maner...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias