
Cuando llegó conmigo, hace un año, Sofía hacía dibujos que tendían a ser muy pequeños. No había desarrollado su destreza para pintar con pinceles, distinguir y reproducir los colores, proporcionar los dibujos en el espacio, en fin, naturalmente ignoraba todas esas cosas y por eso estaba conmigo.
A lo largo de los meses hicimos muchos trabajos, ejercicios de dibujo, de calca, construcción, coloreamos con lápices, con gises, con pintura. Con el tiempo fue haciendo proyectos más grandes o más complejos.
Y ahora, a un año, y con nueve encima de vida, ya hizo una copia del un cuadro de Diego Rivera y ahora mismo está copiando a un Renoir, no batalló para el dibujo y entiende mucho más sobre el color.
Estoy sorprendida del salto que ha dado porque es como si de repente, de hacer gatitos se pusiera a hacer retratos al estilo impresionista. La mancha que aparece en la foto habla mucho de su capacidad.
Eso, para mí, es como sacarme un diez!
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