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La columna que no deja dormir

Octubre 9, 2007

Por las noches, muchas noches en que no puedo dormir últimamente, invento concentrarme para quitarme el dolor, que es lo que me impide conciliar el sueño y para enderezarme la columna. Sí, no tengo nada que perder, están todas o muchas de las horas nocturnas para que las ocupe con alguna cosa.Entonces según yo me concentro y visualizo mi columna toda chueca como la he visto en las radiografías y me pongo a darle mantenimiento. Con una brocha fina le voy quitando el polvo del tiempo a cada vértebra, minuciosamente. Juego a que las dejo relucientes y a veces hasta les pongo gotitas de aceite para que estén perfectas.Luego le doy un masaje a todo lo largo para que se enderece. Ahí me tardo más. Donde más dolor tengo en en lo que llamamos la rabadilla, de modo que en esa zona insuflo calor con el aliento. Imaginariamente como todo lo demás porque de otro modo yo creo que ni el más picudo yogui podría hacerlo.Cuando echo el aliento como hace Alex en mi cuerpo si no me puedo calentar en el invierno, al rato empiezo a sentir una vibración tibia en la piel y en los músculos o lo que sea que tengamos ahí. Y con eso me llega la sensación de consuelo que necesito para poder dormir, pues a esas alturas estoy más relajada que al ir a la cama.Pero no siempre puedo concentrarme. A veces el dolor es tan intenso que todo el tiempo tengo la sensación de que mi columna está tan tensa que se va a quebrar, y un nudo en la garganta que me provoca llorar por cualquier cosa y enojarme igual. A veces me sube a los ojos un ardorosa amargura que me hace sentir como un desecho y mis lágrimas son oscuras como granos indeseable. Pero también vergonzantes. Me da vergüenza saber que me siento tan mal cuando otros saben con certeza que tienen cosas peores… Pienso en mi enfermedad y pienso que quizá me ahogue en el vaso de agua, pero el dolor es real…Alex dice que tengo que hacer arreglos con mi cuerpo para tenerlo en paz, averiguar por qué me manda esos mensajes que por tiempos me tienen extenuada. Y lo intento pero no logro llegar hasta el meollo del asunto, ni siquiera buscando en mi niñez.Si ahí estuviera, detrás encontraría la presencia de mi padre, señor y dador de todas las desgracias que nos acontecieron. Quizá en su fondo mi corazón lo sabe pero como de todos modos ha perdonado, quizá no haya razón para entrar en esos detalles como dagas.No lo sé. Mi padre ahora vive enfermo y solo, asistido por otros dos hermanos míos y yo a distancia y vaya que no puede quejarse porque es increíble que pueda cosechar cuando jamás sembró cosa alguna que no fuera miedo y odio.Pero ese sí que es otro capítulo, un cofre sellado donde reposan los restos de aquellos sentimientos que atormentaron mis días por mucho tiempo. Son polvo, sólo eso, pero por si las dudas no lo quiero alborotar: después de todo, aún podría provocarme alguna alergia…
Time: 3:09 pm

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