Bueno primero los comienzos. Puedo decir que pongo palomita a varios de mis propósitos del año, y llevo alguno que otro al siguiente, para seguir cumpliendo...
Inicio el estudio a distancia en la universidad, un poco confundida todavía con respecto a los sitios, los enlaces, correos, foros y demás, pero confiando en que aprenderé a manejar todo para bien y para continuar.
Finales, porque según el calendario acaba un ciclo, todo es según el color del cristal con que se mire pero en fin, haremos caso de esta última hoja del almanaque para decir que sí, que cerramos otro año de vida, de proyectos, de crecer en amigas y amigos, de encontrar sorpresas en los atardeceres o los amaneceres, de poder continuar disfrutando del café, tan conocido, paladeado y nuevo en cada taza, igual que la vida, antigua amiga nuestra desde antes de nuestros días y durante ellos y aún así sorpresiva y diferente cada vez que la encontramos en la minúscula florecilla que brota de una grieta del cemento como señal de que no deberíamos claudicar y de que la belleza cabe en todas partes.
Somos parte de todo, de esos atardeceres, de esas flores. Somos las nubes que viajan por el cielo tomando diferentes formas y así, a veces tenemos alas o garras o sencillamente tules, crecemos o encogemos, nos disolvemos y tomamos cuerpo de nuevo, poroso o consistente, siempre nuevo y siempre el mismo...
¡¡¡La vida es maravillosa!!!
Inicio el estudio a distancia en la universidad, un poco confundida todavía con respecto a los sitios, los enlaces, correos, foros y demás, pero confiando en que aprenderé a manejar todo para bien y para continuar.
Finales, porque según el calendario acaba un ciclo, todo es según el color del cristal con que se mire pero en fin, haremos caso de esta última hoja del almanaque para decir que sí, que cerramos otro año de vida, de proyectos, de crecer en amigas y amigos, de encontrar sorpresas en los atardeceres o los amaneceres, de poder continuar disfrutando del café, tan conocido, paladeado y nuevo en cada taza, igual que la vida, antigua amiga nuestra desde antes de nuestros días y durante ellos y aún así sorpresiva y diferente cada vez que la encontramos en la minúscula florecilla que brota de una grieta del cemento como señal de que no deberíamos claudicar y de que la belleza cabe en todas partes.
Somos parte de todo, de esos atardeceres, de esas flores. Somos las nubes que viajan por el cielo tomando diferentes formas y así, a veces tenemos alas o garras o sencillamente tules, crecemos o encogemos, nos disolvemos y tomamos cuerpo de nuevo, poroso o consistente, siempre nuevo y siempre el mismo...
¡¡¡La vida es maravillosa!!!
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