Desde que salí a recibirla, ya no la reconocí. Mi madre había perdido la chispa de su mirada y semejaba a una persona cuando recién despierta y no ha salido del sueño. Hace ya un tiempo -desde que estuvo tan grave y hospitalizada- que no sabe si soy su hermana, una de mis hermanas o yo. Pero esta vez tampoco sabía dónde estábamos o si en la casa era arriba o abajo. Me pregunto qué recordará de todos los paseos y las funciones, porque cuando le digo "¿qué te gustó más?" me dice "todo", quizá porque no puede precisar. A los tres días de su llegada comenzó a decir que ya quería regresarse, que tenía muchas cosas que hacer, que su hijo no puede quedarse solo -ese hijo que desde que nació hizo que se le olvidaran todos los demás, debido a una enfermedad que ahora no sabemos si fue real- y a quienes vinieron a visitarla les dijo "me voy el lunes", sin saber en qué día vive. Duele verla perdida, que su mirada no denote que comprende, que recuerda, que siente....