Una semana difícil, cansada, adolorida, solitaria. Pero no absolutamente. Me rescatan las sonrisas dispensadas, la cantarina voz de una muchacha, la silueta de Bambi recortada contra la ventana observando atenta el vecindario, el mundo. Me rescata mirar estas nubes diferentes, asombrosas, haciéndole su chal a mi volcán, los rehiletes desatados en el balcón cual flores enloquecidas por el sol. Sí, la soledad me muerde a veces, me enferma o me desgasta, no lo niego. Pero adentro, mi corazón me dice siempre "sigue, sigue"...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias