En estos pocos días se han ido muchos otros que casi no recuerdo, no tengo sino un sabor reminiscente de la gloria del encuentro primero, el del descubrimiento. Los intensos hallazgos entre nosotros, los luminosos momentos de pasión, de sueños compartidos, caminos que juntos transitamos. En este hueco que deja tu ausencia temporal que aunque breve no es ligera, las memorias aletean por todas partes cosquilleando el corazón. También llegan recuerdos de los días en los que no estuviste y retomé el camino sola mientras buscabas encontrar la paz que no tenías. Veo todo lo que hemos construido en veintún años de seguir intentando, de seguir encontrando, de seguir preguntando: un hogar sólido y firme que no tiene paredes, cuyas bases se hacen anchas según necesitemos. Una estancia cálida, amorosa, en donde reposar nuestros cansancios y restañar heridas viejas o nuevas, grandes y pequeñas. Un jardín florecido donde crecieron el perdón ...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias