Caminamos por el lecho de un río que termina en cascada porque últimamente no tiene agua. Las rocas a los lados están blancas por la cal o algo y yo me quiero regresar luego porque temo que de pronto venga el agua. Siempre me dan miedo las venidas porque arrastran todo.
Subimos de regreso el empinado camino que conecta directamente con la casa que están estrenando mis amigos y la vinimos a conocer. Nunca me han sido atractivos los lujos y las casas enormes como ésta, pero cada quién sus gustos. A la entrada una fuente demasiado grande, que con la escasez del agua no siempre está funcionando, con el fondo de mosaicos pequeñitos de color azul oscuro.
Las habitaciones están adornadas con recuerdos costosos y antigüedades, pero me parece un sinsentido que con tanto espacio haya sitios en donde, para recorrer o acceder a otra habitación, el paso sea tan estrecho.
Necesito un baño y me dirijo a buscarlo por la casa que está llena de gente que no conozco y me ve raro metiéndome por todo lado y abriendo cuanta puerta pero explico que soy amiga de la dueña y sigo mi cada vez más urgente afán de hallar el baño.
Abro una puerta y en efecto, es un baño muy grande donde parece estar reunida una parte de la familia haciéndose diálisis o algo así porque hay sueros y sondas, así que me retiro.
Sigo en mi búsqueda y encuentro a mi amiga, que me señala a dónde dirigirme.
La gente se vuelve extravagante al tener dinero, de otro modo no entiendo cómo se les vino a ocurrir hacer un inodoro en forma y color de banca de madera, tan espacioso y poco privado. Al fin puedo descansar de mi urgencia pero a medio camino entra otra bola de gente que anda conociendo la casa. De prisa me cercioro de que parezca que estoy aquí, casual, sentada en la banca, cuidando que no se asome mi ropa íntima por debajo del vestido y veo que, encima, mi amiga está mostrando una foto que nos tomamos en aquellos años.
Me chocan estas incomodidades incongruentes que me hacen sentir invadida, no es la primera vez que me sucede en un sueño así que me decido a despertar.
Subimos de regreso el empinado camino que conecta directamente con la casa que están estrenando mis amigos y la vinimos a conocer. Nunca me han sido atractivos los lujos y las casas enormes como ésta, pero cada quién sus gustos. A la entrada una fuente demasiado grande, que con la escasez del agua no siempre está funcionando, con el fondo de mosaicos pequeñitos de color azul oscuro.
Las habitaciones están adornadas con recuerdos costosos y antigüedades, pero me parece un sinsentido que con tanto espacio haya sitios en donde, para recorrer o acceder a otra habitación, el paso sea tan estrecho.
Necesito un baño y me dirijo a buscarlo por la casa que está llena de gente que no conozco y me ve raro metiéndome por todo lado y abriendo cuanta puerta pero explico que soy amiga de la dueña y sigo mi cada vez más urgente afán de hallar el baño.
Abro una puerta y en efecto, es un baño muy grande donde parece estar reunida una parte de la familia haciéndose diálisis o algo así porque hay sueros y sondas, así que me retiro.
Sigo en mi búsqueda y encuentro a mi amiga, que me señala a dónde dirigirme.
La gente se vuelve extravagante al tener dinero, de otro modo no entiendo cómo se les vino a ocurrir hacer un inodoro en forma y color de banca de madera, tan espacioso y poco privado. Al fin puedo descansar de mi urgencia pero a medio camino entra otra bola de gente que anda conociendo la casa. De prisa me cercioro de que parezca que estoy aquí, casual, sentada en la banca, cuidando que no se asome mi ropa íntima por debajo del vestido y veo que, encima, mi amiga está mostrando una foto que nos tomamos en aquellos años.
Me chocan estas incomodidades incongruentes que me hacen sentir invadida, no es la primera vez que me sucede en un sueño así que me decido a despertar.
Comentarios