No sé qué andamos haciendo escondiéndonos de esa mujer y con el miedo en la panza. Además es ridículo que no nos encuentre en este hotel, aunque podríamos tener una oportunidad para que no nos vea porque están remodelando y muchos cuartos están vacíos con las paredes a medio pintar y por todos lados hay trabajadores haciendo reparaciones. -Yo creo que no hay que bajarnos del elevador en la planta baja, porque seguro ahí nos está esperando…mejor bajemos en el primer piso- dijo Miguel. -No, la mujer es muy lista y puede pensar lo mismo, así que mejor pícale al dos y ahí nos bajamos-, dije. -Yo no quiero que nos estemos metiendo en todos esos cuartos y que los de la administración nos tomen por abusivos, mejor pago un cuarto como la gente decente. Y antes de que pudiera yo decir algo, Miguel ya estaba hablando con la señorita de la administración, solicitando un cuarto. Le asignaron una habitación espantosa que estaba a un lado, pero no dijo nada. Yo me pregunto ...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias