En unas horas hará un año que llegué a Orizaba cargando mi casa y mi auto empacados en un tráiler, luego de muchísimas dificultades para salir de Ensenada y de una travesía de una semana. Apenas puedo creer lo que hice, me parece tremendo esfuerzo pero recuerdo que decidí hacerlo "mientras todavía podía". Los motivos fueron lo suficientemente fuertes para que yo emprendiera semejante viaje. Un viaje como el de la vida, que no ha terminado de mostrarme todo lo que puedo hallar. Hace un año venía un poco rota, un poco triste, muy ansiosa, con esperanza y como tantas otras veces, con la respiración contenida como cuando te preparas a saltar. Extraño a mi pandilla, mi bola de amigas y amigos con quienes hacía tantas cosas. Aquí sigo aislada y desconocida, sin actividad, y con la contingencia y el aislamiento se empeora el panorama. Ahora estoy -si no sucede otra cosa catastrófica- a un semestre de terminar la carrera. Hora de pensar en un nuevo devenir en mi vida, de constru...