Ésta es la nueva era parida con la rotura gigantesca de una vida quemada por el rayo. Es la nueva canción entre las venas, adormecida, tímida, calma de pera verde entre los huertos. Nueva morada, nueva casa, alto de luz en el umbral, clavel rosado encima de la mesa, jaula sin pájaros, sólo con alas. Casa que vuela por las noches cuando la luna, cuando el sueño. Que apacigua el motor rumoroso de su centro donde vidas minúsculas cobran importancia, se asoman sin la amenaza de los pasos, suben o bajan escalones averiguan si ya es profundo el sueño de quien duerme, propinan el pinchazo gota de sangre que garantice un poco más de vida y terminó la madrugada, los gallos rompen la noche a picotazos se asoma la mañana velos de luz le dan fisonomía a las cosas los objetos recobran su sentido y en la cama esa mujer a punto de dejar los sueños la calidez de las mantas que la arropan, las horas en que fue a otros mundos. Se tensan poco a poco los músculos, ...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias