Sé que los usaban en la escuela, aunque yo nunca los vi ni supe cómo funcionaban.
Sé que dejaron de usarse cuando llegaron las fotocopiadoras.
Sé que en algunos poblados alejados los conservan y todavía están en uso.
Sé que se pueden hacer más que reproducciones de exámenes con ellos.
Lo que no sabía es dónde conseguir uno para mis propósitos en la Sala de Lectura El Tapanco. Puse un aviso en mi Fb para ver si alguien en algún lugar supiera de uno. Como desde hace años, cuando comencé a buscarlo, me comentaron que ya no hay, que ya no existen o que los que hay no sirven.
Necia como todos saben, una noche de insomnio decidí buscar un aparato de esos y me lancé de clavado en google para ver qué hallaba.
Había uno solo en México, anunciado en una página de compra y venta de artículos usados. Lo malo que lo vendían en una casa de antigüedades, pésimo para las posibilidades económicas -prácticamente inexistentes- de adquirirlo.
Me puse en contacto con el vendedor para explicarle que lo quiero para un proyecto voluntario y que por favor se sumara y apoyara.
Accedió a bajar el precio, pero por el peso del mimeógrafo el envío sería un poco caro.
Una vez que lo encontré y decidí adquirirlo, solicité ayuda en Fb para juntar el dinero para obtenerlo. Un amigo decidió pagar el aparato y quedé de conseguir para el envío. Varias amistades me enviaron dinero desde sus ciudades, y amigas de aquí me pasaron a dejar el dinero.
Se hizo el depósito para que lo enviaran, y luego de un silencio de varios días por parte del vendedor que la verdad me puso nerviosa, recibí el aviso de que está en camino y que puedo rastrearlo para saber dónde va. Se supone que lo entregan el día 26.
Esto me confirma lo que sé desde hace tanto: sólo hay que creer en lo que uno quiere, en lo que uno hace, y sobre todo, creer también en los demás. Si yo no estuviera segura de todo eso, no hubiera iniciado mi campaña por obtener el dichoso mimeógrafo.
La amistad, la empatía, la generosidad de amigos, conocidos y aún desconocidos siempre me hace mantener la fe en esta humanidad que a veces me cuesta tanto conservar.
¡Gracias, gracias gracias!
Sé que dejaron de usarse cuando llegaron las fotocopiadoras.
Sé que en algunos poblados alejados los conservan y todavía están en uso.
Sé que se pueden hacer más que reproducciones de exámenes con ellos.
Lo que no sabía es dónde conseguir uno para mis propósitos en la Sala de Lectura El Tapanco. Puse un aviso en mi Fb para ver si alguien en algún lugar supiera de uno. Como desde hace años, cuando comencé a buscarlo, me comentaron que ya no hay, que ya no existen o que los que hay no sirven.
Muestra de lo que puede hacerse con un mimeógrafo |
Había uno solo en México, anunciado en una página de compra y venta de artículos usados. Lo malo que lo vendían en una casa de antigüedades, pésimo para las posibilidades económicas -prácticamente inexistentes- de adquirirlo.
Me puse en contacto con el vendedor para explicarle que lo quiero para un proyecto voluntario y que por favor se sumara y apoyara.
Accedió a bajar el precio, pero por el peso del mimeógrafo el envío sería un poco caro.
Una vez que lo encontré y decidí adquirirlo, solicité ayuda en Fb para juntar el dinero para obtenerlo. Un amigo decidió pagar el aparato y quedé de conseguir para el envío. Varias amistades me enviaron dinero desde sus ciudades, y amigas de aquí me pasaron a dejar el dinero.
Se hizo el depósito para que lo enviaran, y luego de un silencio de varios días por parte del vendedor que la verdad me puso nerviosa, recibí el aviso de que está en camino y que puedo rastrearlo para saber dónde va. Se supone que lo entregan el día 26.
Esto me confirma lo que sé desde hace tanto: sólo hay que creer en lo que uno quiere, en lo que uno hace, y sobre todo, creer también en los demás. Si yo no estuviera segura de todo eso, no hubiera iniciado mi campaña por obtener el dichoso mimeógrafo.
La amistad, la empatía, la generosidad de amigos, conocidos y aún desconocidos siempre me hace mantener la fe en esta humanidad que a veces me cuesta tanto conservar.
¡Gracias, gracias gracias!
Comentarios
Ahora no sólo seguimos sin dinero, sino desconfiados. Y no es nada pesonal, disculpa.