Fue por principios de los noventas que publiqué este poema, y tristemente, parece que acabara de escribirlo...
Miseria del silencio
Para los niños que sabemos,
−no vemos− que viven en la calle
Oscureces la voz:
no iluminas silencios
que sólo tú comprendes.
no iluminas silencios
que sólo tú comprendes.
Encima del mutismo
te llueven vituperios
injurias, bocinazos.
Ruidos de calle tuya que no te pertenece.
te llueven vituperios
injurias, bocinazos.
Ruidos de calle tuya que no te pertenece.
Sobre esa costra de silencio laten
la ansiedad del hambre hueca
la desnudez de pies y manos congeladas.
Adentro del sigilo tu palabra es un signo
que ya tampoco entiendes.
la ansiedad del hambre hueca
la desnudez de pies y manos congeladas.
Adentro del sigilo tu palabra es un signo
que ya tampoco entiendes.
Te asomas hacia el ruido que te opaca,
percibes cada engaño en la palabra.
Conoces la miseria de los que pasan cerca
y no te ayudan,
no te miran
no te escuchan
y vuelves al silencio,
única posesión impuesta
que sin embargo quisieras compartir.
percibes cada engaño en la palabra.
Conoces la miseria de los que pasan cerca
y no te ayudan,
no te miran
no te escuchan
y vuelves al silencio,
única posesión impuesta
que sin embargo quisieras compartir.
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