Nomás llegó y comenzó a tejerme una bufanda que está a punto de terminar porque parece araña que no puede separarse de sus hilos, jamás se cansa. Hemos ido a las compras, al cine y al café y pasamos largas horas no sé haciendo qué.
Me doy cuenta del privilegio que es tenerla así y aquí, y doy gracias por ello. También es muy divertida, cuando platica me tiene botada de la risa con sus expresiones y sus ideas. Por lo que platica, por los detalles que comparte de mi abuelita, me hago cargo de que provengo de una dinastía de mujeres bravas pero sensibles y divertidas, inteligentes y por si fuera poco, hermosas... ¡qué privilegio!
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