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Mostrando entradas de julio, 2011

No resultó tan difícil

Estuve días y días con la computadora descompuesta, y resulta que no pasó nada. Claro, se acumularon los mensajes, hay un poco más de trabajo para responder, pero no me sentí desconectada ni perpleja ni solitaria ni mucho menos desesperada... Sin embargo, tengo que admitir que retomar este espacio me hace sentir como cuando me tomo una taza de café con todo y su ritual... Ah, olvidaba mencionar que lo que nunca he perdido es mi libreta ni mi pluma.

Exploraciones

De alguna manera una encuentra el modo de ir saliendo de la telaraña y se aventura a hacer exploraciones por otros espacios. Y va una toda llena de ojos mirando para todos lados buscando y encontrando. Habría que saber qué hacer con los hallazgos, y no tener el descuido de caer de nuevo y pronto en otra telaraña...

La Canción de Tu Alma

Con el permiso de  Intimamente Hablando (Programa de Radio)   Paola Authievre Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Ellas saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres encuentran la canción, la entonan y cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás. Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le canta su canción. Luego, cuando el niño va a comenzar su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, nuevamente se juntan todos y le cantan. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción en voz de su pueblo. Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama y del mismo modo que hicieron en su nacimiento, le cantan su canción para acompañarle en e

Azul añil

Vuelvo al tema del añil porque hasta hoy pude poner en práctica eso de agregarlo a la ropa blanca... cero éxito, sigo sin conocer la cantidad exacta de polvo que se debe aplicar a una carga de lavadora. Puse una cantidad de polvo en una taza y al agregar el agua me asusté de lo azul que quedó, pero al ponerla en la lavadora parece que se diluyó al grado que ahora que tendí la ropa al sol, no pude ver los rastros del añil... Seguiremos intentando...

Presentimientos

Bueno, debería decir propósitos, pero ahora me siento alabastrina y preferí ponerlos como presentimientos... nuevos proyectos, nuevos planteamientos, más descubrimientos para bien o para mal pero finalmente de todos modos para bien... Crecer, madurar, aprender... ¡cómo cuesta! Pero bien vale la pena aprobar la asignatura y saberse una un poquito más crecida, quizá menos asustada ante la inmensa vida, tanto más alegre y confiada, más reconciliada con el pasado y por último, inusitadamente enamorada.

Una telaraña

Es curioso, afortunadamente no muchas veces en la vida me ha tocado sentirlo, pero ésta es una de esas veces en las que me siento atrapada en un telaraña de la que no puedo salir. Sé que como no soy una mosca voy a conseguirlo, y siento que sólo necesito tiempo... Pero en tanto, qué bizarro sentir cómo las circunstancias te envuelven contra tu voluntad y te provocan situaciones que sencillamente no sabes cómo manejar, y te enojas o te molestas o te entristeces pero no pasa nada, la telaraña sigue pegajosa, quitas un pie pero metes una mano y de momento no tienes alas para salir volando y así, tanto que de pronto parece como si el calendario fuera esa telaraña y van pasando los días y continúas hasta que, en el mejor de los casos, amanece, despiertas y descubres que finalmente, quizá sólo ha sido un sueño malo o desagradable, miras en el espejo y tus alas están intactas, miras hacia el corazón y ahí se encuentra, miras hacia tu pasado y sí, ni modo, también ahí se encuentra...

Hallazgo en la tiendita de la esquina...

Me gusta mucho visitar esos tendajones, porque encuentro cosas que no hay en otros lados, y menos en los supermercados. Hay diferentes marcas y diferentes productos. Y hace rato que fui a buscar algo para mi comida de pronto encontré en un exhibidor un sobrecito vivamente azul que me llevó de jalón a la infancia. Sí, un sobre de fino polvo de añil. Es un pigmento que se usaba en mis tiempos para agregar un poco al enjuague de la ropa blanca, de ahí el dicho que dice "azulea de blanca". Bueno, espero que mi próxima carga de lavado reciba esos polvos azules perfumados por el recuerdo...

A veces el cuerpo se queja...

a pesar de los cuidados o los mimos. A veces desata su memoria y nos hace malas pasadas: se sacude en espasmos, se duele entre sus huesos, se lacera la piel. Atención, hay que poner atención a los mensajes del cuerpo. Yo, por lo pronto, estoy intentando saber qué me quiere decir esta columna desde hace algunos días... Hoy es el peor, la siento a punto de gritar porque requiere cuidados, moverse sin brusquedad y sin abusos, requiere ser tomada en cuenta como una estructura, sí, pero algo frágil...

Galimatías: Facundo asesinado

En paz descanse. Nadie merece una muerte violenta, pero menos un artista y practicante del amor. Recuerdo a Lennon, otro caso de los que me ha tocado vivir. El mundo está totalmente de cabeza, y cada vez me cuesta más esfuerzo mantener mi cordura y mi optimismo, reverdecer mi esperanza. Cada vez tengo más diluídas las tintas, a veces se me borran los motivos, las razones para continuar... Pero sigo, y como dijo Facundo en la despedida de su último concierto: "Que sea lo que Dios quiera, porque él sabe lo que hace..."

Calooooor!!!

¡Sencillamente me tiene abrasada el calor!

¡Can can por todos mis amigos!

Sí, mis eternos tesoros, estos que relucen cada que abro mi cofre, cada que necesito el brillo de esas joyas para que me iluminen ciertas oscuridades que me aquejan, y que si bien son de paso, no dejan de percibirse densas y pesadas... A esos amigos con sus palabras, con sus abrazos y con sus buenas intenciones, muchas gracias. Porque toman un momento de su quehacer de cada día para mandarme una palabra o muchas, un abrazo, una oración que me ayude. Y aquí estoy, lamiendo las heridas que van camino a la sanación en algún momento, ninguna herida queda abierta para siempre, ya dije antes,  y tengo suficiente material de curación con todos ustedes. El amor de mis hijos, el amor, siempre el amor, me irá recuperando...

¡Cómo quisiera!

A veces me canso, me canso mucho. De seguir presentando la batalla, de construir cada hora de mis días intentando ponerle la dosis necesaria de luz, de energía y optimismo... Porque a veces la carga de los días es más pesada, no hay manera ni fuerza que pueda levantarla. El dolor ¿cuánto pesa? ¿cómo correrlo del sitio en que se instala? Cómo quisiera pasar por el dolor sin tener que atravesarme, sin tener que lastimar, sin sentir esta negra densidad resbalar por mis mejillas tan abundantemente que me nublo y me ahogo. Cómo quisiera, una vez más, cerrar los círculos sin que implique esta punzada, este dardo en mi corazón y en otros porque estamos conectados. Desearía que todo fuera una palabra, una sola: "adiós" "perdón" o la que fuera y que al pronunciarla se llevara todo hasta su nuevo sitio y la vida siguiera tintineando toda, llena de luz, y nosotros no tuviéramos penas que superar ni dolores que domar... ¡Cómo quisiera!