El mayor, la menor y la mamá... |
Luego todo fue caos: camillas, enfermeras, salas con mujeres quejosas, parturientas... horas y horas, porque finalmente, mi hijo decidió dar la cara en las primeras horas de un día como hoy, el primero de agosto y justo una semana antes de mi cumpleaños, sin haber cumplido los nueve meses reglamentarios de gestación, sin llorar al nacer, sin aspavientos, sencillamente arribando con aquella presencia diminuta pero tan importante y luminosa, llenando para siempre aquellos, mis diecinueve años...
¡¡¡Felicidades a los dos!!!
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