Este mes, no sé si a fuerza de festejos o de acontecimientos, se me desapareció con una velocidad que como dijo el profe Merino, "me da miedo". No puedo evitar recordar los días aquellos en los que esperaba impacientemente que transcurrieran los meses y los años para por fin cumplir quince. ¡Qué lento escurría el tiempo! Ahora el pulso de la vida es distinto para mí, para el mundo. Y no sé si puedo cambiar la velocidad o ya metida en esa inercia me tengo que poner a vivir también de prisa. Lo que no quiero es que la velocidad me arrebate los detalles, porque es de lo que vivo. Tendré que aprehender, supongo...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias