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Haciendo pruebas

No sabía cómo interpretar la insistencia de las gripas que me atacaron en estas últimas semanas. Era cuestión de, o haber dado tremendo "viejazo", o tener alguna cosa emocional molestando. Mi vida personal en este momento no tiene piedritas en el camino, por lo que ese aspecto fue eliminado. Entonces decidí probar a dejar de oír las noticas. No más Carmen Aristegui, no más noticieros del medio día ni de la noche ni de nada. ¡Bendición! comencé a sanar en seguida y sigo en santa paz.
No es que quiera evadirme del mundo ni apartarme de lo que me rodea, pero creo que no está por demás sacudirme de todo eso de vez en cuando, para recuperar mi fuerza. Porque se requiere fortaleza para vivir cada día sacudidos por la violencia y la injusticia, o más de cerca, por comentarios de personas que, además de mal informadas, son mal intencionadas y expresan opiniones mal sanas sobre cosas que no conocen, y a lo mejor causan molestia pero sobre todo, dejan ver su calibre sin disfraces, y entre más insidioso sea el comentario, más pena causa su pobreza. Por dicha es solamente un frijol en el arroz y puede irse rápidamente al cajón de los olvidos definitivos.
En estos días me entrego de lleno a trazar los planes para el V Festival Mundial de Poesía y para la siguiente presentación de Mujeres que Cuentan, en mi clase con Sofía, en el Club de Lectura, en la exploración del papel para hacer cosas, la cocina, una que otra maceta...la lectura y sobre todo, la escritura.
El clima, absolutamente placentero para iniciar la caminata.
Por fuera, mi casa está recién pintada de paredes y rejas, gracias a mi excelente casera... La Nube, como siempre, está buscando el sol y desde aquí, la casa de todos, me dispongo a disfrutar de la vista de la ciudad y de un café de aquellos en la terraza...

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Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

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Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Recordando la vieja máquina de escribir...

Estoy fascinada porque un amigo me puso un programita en mi compu que hace que cuando escribo mis importantísimos asuntos, mi teclado suene como máquina de escribir... Es que recuerdo aquellos tiempos en los que las colegiaturas de mis hijos y nuestra manutención dependían de la velocidad y ritmo de ese mágico sonido... En esta foto, la imagen de la primera máquina eléctrica que me tocó usar, cuando llegué a la ciudad de México a trabajar en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Un tiempo después ésta fue mi favorita, la máquina de esfera, porque le podía cambiar los tipos de letra y hasta el color de la tinta porque había cintas de color sepia. Se me descomponía con frecuencia hasta que el técnico descubrió que yo era demasiado rápida al escribir y se trababa la esfera, já já. Además de trabajar en una institución, ponía anuncios en el periódico para mecanografiar trabajos. Desde luego lo más socorrido eran las tesis, hice muchas pero además me tocó hacer el directorio