Me he preguntado y me vuelvo a preguntar, por qué para algunos resulta tan difícil entender a la vida. Por qué tenemos este afán constante de complicar lo que nos toca, lo que no nos toca, sin tener la conciencia de que lo hacemos como si por ello fueran a premiarnos.
Las interminables y sesudísimas desveladas haciendo consideraciones sobre lo que sentimos o pensamos ¿no nos roban tiempo, minutos, segundos de felicidad, o mínimamente, de tranquilidad? ¿No sería mejor ser más simples y vivir la vida sin tanto cuestionamiento y reticencia? ¿Apechugar, como quien dice?
De todas maneras, no podemos hacer gran cosa por cambiar el mundo. Entonces deberíamos intentar hacer la gran cosa por cambiar nosotros, por volvernos capaces de percibir todas y cada una de las cosas pequeñas, diminutas, pero buenas, que nos pasan. Llenar la jicarita con detalles que al final, conforman una vida. Saludar a las flores silvestres, no esperar a ver si vemos alguna flor exótica, extraordinaria, diferente, única... que quizá nunca pase y nos impida ver la alfombrita de flores modestas, lindas, alegres, nuestras.
¿Por qué queremos siempre todo? ¿Porque lo merecemos? ¡Vaya idea!
Sí, sé que a veces le pido muchas cosas a la vida, pero todo el mundo sabe que NO estoy frustrada si acaso no me las da. Recibo lo que tiene para mí de bueno y malo. Aprendo. Vivo. Crezco.
Comentarios
Hoy me acordé de ti. Mañana empiezo un corto curso de pintura, lo sé lo sé... jamás he tomado un pincel, pero necesito hacerlo... ya te contaré y prometo enviarte una foto de lo que resulte. Por ahora te mando un fuerte abrazo.