Lo que contaste despliega tu sartal de letras,
derrota con sus hilos al silencio.
Teje a la noche enredada con sirenas,
a la luna encarcelada sobre crestas de agua,
a los pájaros emplumeciendo notas.
Cuéntanos de la tarde en que tus sueños se fugaron
para fundar el lugar de los relatos,
el sitio donde todo cabe sin un orden,
el trono donde orientas la locura.
Cuéntanos de los ojos que miran
caballitos de mar en las pupilas,
de cuando una piedra solar
hizo brillar los pozos como joyas.
Y cuéntanos del alma triste,
deja a tu voz mojarse en cada sílaba.
Tráenos la luz, el trueno o la quimera
para entender el mundo de los cuentos.
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