Ensenada será diferente para mí. Mi amigo Merino se fue a principios de noviembre y mi amiga Iris parte al rato rumbo al sur, a su añorado sur, su paraíso perdido.
Esta tarde al llegar a casa pensé en que mañana tengo que salir a hacer algunas cosas. "Voy a llamar a Iris para que me acompañe", pensé. Y el vuelco en el estómago y el pecho me hicieron recordar eso: que a partir de mañana, Ensenada será diferente para mí, sin mis amigos, compas, cuates, confidentes, enfermeros, contertulios...
Ay, qué difícil, pero qué gusto por ellos, que están en donde quieren y harán lo que desean.
En realidad yo también haré lo propio, aunque me queda la muy grande, ardua tarea, de configurarme de nuevo sin su presncia cálida, sostenedora, divertida.
Ay, la vida!
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