No estoy segura porque no me he enterado si lo que ocurre afuera con el clima es un viento de los que aquí denominan "Santana". pero el aire está helado y muy fuerte. Estuardo mi perro está desesperado porque lo descompone mucho el viento, no sé si le tiene miedo o le baja la presión como a mí o sencillamente nos sentimos enfermos...
Dice Iris que ya se sienten los aires decembrinos pero con tanto sol a mí no me parece lo mismo. Lo que está clarísimo es que es un día plano.
Anoche comimos pan de muerto delicioso. Edgar, Paola, Merino y yo no paramos hasta verle fin. No hice chocolate sino café pero la velada aunque breve estuvo deliciosa.
Antier comimos con Merino, en la playa, y el cielo, el mar, la comida que hizo y la compañía estuvieron deliciosas. Pero cuando apenas terminábamos, llegó Luca preguntando qué hacer porque acababa de ver que atropellaron a una perra y pudo percatarse de que estaba viva, por eso fue por ayuda. Paola me dijo que la pusiéramos en una manta para recogerla y llevarla al veterinario porque nadie va por los perros atropellados. Eso hicimos, moví mi auto hasta donde estaba el animalito, ya un vigilante de una empresa la había quitado del arrollo. La subimos a la cajuela con ayuda de Merino y no slanzamos al veterinario. La perrita estaba inconsciente y convulsa. El veterinario dijo que para saber que tenía lo primero era sacarla del shock. Se quedó con suero y medicamento para el corazón y nos fuimos.
Anoche Merino nos contó que no pudo salvarse y murió en la madrugada... no hay cosa más horrible que ver perros atropellados en las carreteras, en las calles. Me pone a pensar en cuánto sufren sin que los demás hagan algo por ellos, y sólo Dios sabe cuánto tardan en morir, en descansar...
Bueno, al menos hicimos lo que estuvo en nuestras manos y tenemos la conciencia tranquila, aunque adolorida.
Dice Iris que ya se sienten los aires decembrinos pero con tanto sol a mí no me parece lo mismo. Lo que está clarísimo es que es un día plano.
Anoche comimos pan de muerto delicioso. Edgar, Paola, Merino y yo no paramos hasta verle fin. No hice chocolate sino café pero la velada aunque breve estuvo deliciosa.
Antier comimos con Merino, en la playa, y el cielo, el mar, la comida que hizo y la compañía estuvieron deliciosas. Pero cuando apenas terminábamos, llegó Luca preguntando qué hacer porque acababa de ver que atropellaron a una perra y pudo percatarse de que estaba viva, por eso fue por ayuda. Paola me dijo que la pusiéramos en una manta para recogerla y llevarla al veterinario porque nadie va por los perros atropellados. Eso hicimos, moví mi auto hasta donde estaba el animalito, ya un vigilante de una empresa la había quitado del arrollo. La subimos a la cajuela con ayuda de Merino y no slanzamos al veterinario. La perrita estaba inconsciente y convulsa. El veterinario dijo que para saber que tenía lo primero era sacarla del shock. Se quedó con suero y medicamento para el corazón y nos fuimos.
Anoche Merino nos contó que no pudo salvarse y murió en la madrugada... no hay cosa más horrible que ver perros atropellados en las carreteras, en las calles. Me pone a pensar en cuánto sufren sin que los demás hagan algo por ellos, y sólo Dios sabe cuánto tardan en morir, en descansar...
Bueno, al menos hicimos lo que estuvo en nuestras manos y tenemos la conciencia tranquila, aunque adolorida.
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