Hoy tocó la revisión médica de Paola aquí en Ensenada. Le habían pedido que se hiciera unos estudios para ver las condiciones del hígado y una biometría hemática. Tiene ya casi un mes que le disminuyeron los medicamentos, y en lugar de 39 pastillas semanales, ahora toma nueve.
La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento.
Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar!
Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto definitivamente sano.
Tengo un nudo en la garganta, que precisamente amarra una deuda grande. Con Dios, con todos los que me tendieron su mano, su cartera o monedero, su palabra, su corazón, en fin, su apoyo.
Estamos aquí mi hija y yo, de pie, gracias a que nunca he perdido la confianza en el Creador ni la esperanza en mis semejantes.
Aunque suene tremendamente pobre: ¡¡¡Mil gracias!!!
La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento.
Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar!
Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto definitivamente sano.
Tengo un nudo en la garganta, que precisamente amarra una deuda grande. Con Dios, con todos los que me tendieron su mano, su cartera o monedero, su palabra, su corazón, en fin, su apoyo.
Estamos aquí mi hija y yo, de pie, gracias a que nunca he perdido la confianza en el Creador ni la esperanza en mis semejantes.
Aunque suene tremendamente pobre: ¡¡¡Mil gracias!!!
Comentarios
¡Nos felicitamos todos!
Por otra parte, qué bueno que disfrutaste Huajuapan y además...comiste pitahaya....
Gracias mamá por darme la vida y por haber dado casi la tuya por asegurar que yo siguiera en este mundo...Te amo
Un fuerte, pero fuerte abrazo desde este lado del mundo, sabes cuanto te aprecio verdad Liz, espero que lo sientas.
Que siga el sol brillando.
Nota: te felicito por los talleres, estas haciendo una gran labor.