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Pérdidas

Como saben, he estado alicaída con la pérdida de la vida como la vivía hasta el año pasado. He llorado por los rincones como la muñeca fea por todo eso que ha cambiado. Pero justo en esta semana he recibido la noticia de pérdidas irreparables que me han puesto a reflexionar sobre el tema.
Primero, repentinamente murió es esposo de Floryluz, poeta de Costa Rica que está abatida por lo inesperado de la partida de su pareja, a quien siempre calificó de amoroso esposo, gran compañero y ejemplar padre. Pienso en lo que sería para mí pensar que Alex no pudiera ser visto nunca más con vida y me sobrecojo de angustia. Cualquiera sabe lo que es la muerte de un ser querido.
Y este día recibí también la triste noticia de que Petra, una amiga rusa que vivía en Berlín, ha sucumbido luego de batallar ocho años contra el cáncer. Arturo, mucho menor que ella, fue su pareja por gran parte la vida. Ahora está abrumado por el dolor que compartieron durante la enfermedad pero manifiesta haber aprendido al lado de Petra que la generosidad y la entrega hacia quienes queremos cuando los tenemos, es algo importante que nunca hay que menospreciar o dejar para después.

Así que me propongo pensar en todo lo lindo: en los paseos, los viajes, las noches de piojito, las locuras, las jodas, todo lo que tuvimos juntos Alex y yo que me dejan con recuerdos tiernos, alegres y amorosos para lo que me quede de existencia. Me propongo atesorar el momento en que lo conocí, la impresión que me causó saberlo poeta, sentir su corazón limpio de mancha, aprender cómo piensan los jóvenes sobre la vida, sobre el mundo en que viven. Me propongo seguir siendo una persona amada y nutrida con todos esos actos amorosos que compartimos para no desperdiciar tanta fortuna como tuve durante el tiempo en que estuvimos juntos.

Vaya para mis queridos amigos Floryluz y Arturo, a Costa Rica y Berlín, mi sentido abrazo de condolencia y mis deseos para que pronto recuperen su camino hacia la paz y la alegría.

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