Ir al contenido principal

Otro día de piquetes...



Paola ahora sí tiene adolorido el cuerpo. Lleva muchos días sin tener mucha movilidad y los músculos comienzan a reclamar. Eso sin contar con los montones de piquetes que ha tenido que padecer para que canalicen sus venas. Todavía hoy la pincharon y no salió nada de las venas, por lo que tuvieron que dejarla descansar unas horas antes de volver a intentar. Pero al menos eso sirvió para que, ya inalámbrica, le dieran permiso mediante un pase especial de ir a visitar la cafetería. Un poco de aire y vista diferentes no le debían caer tan mal.
Además, mi prima Gaby y mi tía Tere quedaron de alcanzarnos allí, de tal modo que al rato llegaron a comer y estuvimos conversando hasta las cinco.
Durante ese tiempo Pablita se enteró de que todo lo que tomara de la dulcería sería cargado a la cuenta de la mesa y prácticamente no dejó nada en los anaqueles: llevó de todo para la habitación, me acordé de los hamsters que tenía ella de chiquita...
Con eso de los medicamentos suceden varias cosas: uno le provoca ansiedad, y no sé si el mismo, le provoca gran apetito. Pero entre ambas cosas ella parece estar convertida en una especie de cookie lady que espero podamos manejar una vez que esté fuera del hospital.
Porque para nada pienso reñirla por la comedera de galletas si no tiene otra manera de calmar esa ansiedad que no solamente le provoca la medicina sino su estancia y su enfermedad. Lo que me llama la atención y me parece tierno es que se ve exactamente como cuando tenía trece años...
Lo que me gusta de todo esto es que al menos ya no intenta no comer o estar pendiente de no subir de peso. Sabe que tiene que comer y sabe lo que debe comer, así que por ese lado ya tenemos una ganancia porque está dispuesta a alimentarse sanamente cuando esté por su cuenta.
Mañana me acompaña mi hermana Sandra, llegará temprano supongo que para invitarme a desayunar...

Otra cosa que no he comentado de las personas de esta ciudad, es lo mucho que leen. Veo señores con aspecto de obreros en el metro, leyedo libros -no libro vaquero sino libros de verdad- y sobre todo los jóvenes o leen sus textos escolares o, según he podido observar, libros de cuentos cortos y novelas. Los veo con libros en las escaleras del hospital o del metro, en las bancas, en los transportes. Eso habla del nivel cultural que tienen de por aquí, y me parece envidiable porque la verdad sea dicha, no en todos lados se ve que la gente no de paso sin un libro.
El clima ha sido benigno, si bien el depa donde estamos es bastante frío, pero al salir al tráfago cotidiano entramos en calor.
Mañana llega el Cosa de Mérida, que viene a visitar a Paola; hay que recordar que los títulos nobiliarios que posee de "tío" y "padrino" le confieren tremendas responsabilidades con las que aparentemente vendrá a cumplir...
Cada noche al llegar a casa, Mauricio y yo tenemos los pies hinchados y doloridos. Hoy encontró un sobrecito de sales para remedio, pero no tuvimos agua caliente y yo me contenté con darme masaje con una crema y subir las patas al sillón viendo la tele.
Por la noche dijo Paola que la enfermera hizo una masacre pero al parecer ya tiene de nuevo canalizada la vena. Es horrible saber cuánto sufre con todo y que sea para que se cure.
Tenemos mucha esperanza de que ya no falte mucho para que salga del hospital...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me alegre mucho Liz, espero des mis cariños a Paola, favor si te interesa mandame datos que te pedí en correo, nuestro médico amigo esta esperando, bueno, si piensas eu no podrá ayudar mucho avísame para agradecerle a él su interés y así cerramos el capítulo.
Y deja que coma todas las galletitas que quiera... chiquitita, como tu dices, tiene que saciar esa ansiedad por algún lado.
Un abrazo cariñoso.
Patty

Lo que más te gustó

Poema para los niños migrantes

Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Recordando la vieja máquina de escribir...

Estoy fascinada porque un amigo me puso un programita en mi compu que hace que cuando escribo mis importantísimos asuntos, mi teclado suene como máquina de escribir... Es que recuerdo aquellos tiempos en los que las colegiaturas de mis hijos y nuestra manutención dependían de la velocidad y ritmo de ese mágico sonido... En esta foto, la imagen de la primera máquina eléctrica que me tocó usar, cuando llegué a la ciudad de México a trabajar en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Un tiempo después ésta fue mi favorita, la máquina de esfera, porque le podía cambiar los tipos de letra y hasta el color de la tinta porque había cintas de color sepia. Se me descomponía con frecuencia hasta que el técnico descubrió que yo era demasiado rápida al escribir y se trababa la esfera, já já. Además de trabajar en una institución, ponía anuncios en el periódico para mecanografiar trabajos. Desde luego lo más socorrido eran las tesis, hice muchas pero además me tocó hacer el directorio