Bien, estuve sin entrar al blog unos días, resulta que Pablita mi hija enfermó severamente con una infección que no se podía ubicar por parte de los médicos y que la trajo toda una semana con fiebres de 40 grados y dolores terribles de cabeza, además de viajes constantes a los laboratorios para que le hicieran montones de estudios.
Justamente en esos días en que se mudó conmigo para que pudiera cuidarla, me preguntaba al contemplar su rostro fino, delgadito y pálido cómo es posible que una semana antes hubiera cumplido treinta años. En la cama era como una niña con los rizos revueltos, grandes ojeras y piyamas enormes, como cuando estaba en la primaria.
Gracias a Dios ha mejorado y todavía el día de hoy estuvo a que le tomaran otra muestra de sangre pero ya fue a su oficina a trabajar. Anoche cuando recogió sus cosas y marchó para su casa me sentí muy triste porque como siempre, su sola presencia ilumina nuestra casa, no importa si enferma o como sea. Eso pasa con los hijos, y ahora lo que me alegra es que vive cerca y de todos modos nos vemos con frecuencia, hemos dejado ya de padecer el tormento de la distancia de los años anteriores, cuando sólo podíamos encontrarnos una o dos veces por año. Tormento que permanece con Mauricio, su hermano, que vive en el DF y al que poco puedo ver.
Pero vuelvo al mundo y me entero de nuevas matanzas en Tijuana, Rosarito y aquí mismo, Ensenada. Me entero del desplome de la bolsa en Estados Unidos que ha llevado de corbata al mundo entero a excepción de Hong Kong. Y me pregunto si ese gigante en colapso tendrá por fin la capacidad para recapacitar, hacer recuento de sus acciones y tomar la dirección correcta.
Nosotros, que tantas veces siento que somos una especie de imitamonos porque mucha gente quiere ser y vivir como los norteamericanos, deberíamos ahora mirar hacia nuestros antepasados, lo dije ya en el foro de las Mujeres Poetas, dedicarnos a intentar recomponer nuestro mundo, comenzando por la casa.
Así que no está por demás sino por el contrario, es importante hacer hincapié en no comprar más de lo necesario, en evitar el desperdicio -y pienso en los muchos frutos de higo del árbol de mi vecina que se pudrieron porque a ella no le gustan, cuando hubiera sido tan fácil y bonito ponerlos en una canastita sobre la barda que da hacia la calle para que los comiera quien quisiera, por ejemplo-, reciclar la basura, hacer todo lo que podamos con nuestras manos, sembrar nuestra hortaliza, compartir lo que nos sobra...
En fin, ojalá que esta debacle financiera internacional sirva para sacudir un poco las conciencias de los poderosos y nos de oportunidad de repensar el futuro y espacio para mirarnos simplemente como seres humanos, sin atavismos de "empresarios" ni "líderes" ni todas esas cosas frías y huecas que nos tienen separados...
Justamente en esos días en que se mudó conmigo para que pudiera cuidarla, me preguntaba al contemplar su rostro fino, delgadito y pálido cómo es posible que una semana antes hubiera cumplido treinta años. En la cama era como una niña con los rizos revueltos, grandes ojeras y piyamas enormes, como cuando estaba en la primaria.
Gracias a Dios ha mejorado y todavía el día de hoy estuvo a que le tomaran otra muestra de sangre pero ya fue a su oficina a trabajar. Anoche cuando recogió sus cosas y marchó para su casa me sentí muy triste porque como siempre, su sola presencia ilumina nuestra casa, no importa si enferma o como sea. Eso pasa con los hijos, y ahora lo que me alegra es que vive cerca y de todos modos nos vemos con frecuencia, hemos dejado ya de padecer el tormento de la distancia de los años anteriores, cuando sólo podíamos encontrarnos una o dos veces por año. Tormento que permanece con Mauricio, su hermano, que vive en el DF y al que poco puedo ver.
Pero vuelvo al mundo y me entero de nuevas matanzas en Tijuana, Rosarito y aquí mismo, Ensenada. Me entero del desplome de la bolsa en Estados Unidos que ha llevado de corbata al mundo entero a excepción de Hong Kong. Y me pregunto si ese gigante en colapso tendrá por fin la capacidad para recapacitar, hacer recuento de sus acciones y tomar la dirección correcta.
Nosotros, que tantas veces siento que somos una especie de imitamonos porque mucha gente quiere ser y vivir como los norteamericanos, deberíamos ahora mirar hacia nuestros antepasados, lo dije ya en el foro de las Mujeres Poetas, dedicarnos a intentar recomponer nuestro mundo, comenzando por la casa.
Así que no está por demás sino por el contrario, es importante hacer hincapié en no comprar más de lo necesario, en evitar el desperdicio -y pienso en los muchos frutos de higo del árbol de mi vecina que se pudrieron porque a ella no le gustan, cuando hubiera sido tan fácil y bonito ponerlos en una canastita sobre la barda que da hacia la calle para que los comiera quien quisiera, por ejemplo-, reciclar la basura, hacer todo lo que podamos con nuestras manos, sembrar nuestra hortaliza, compartir lo que nos sobra...
En fin, ojalá que esta debacle financiera internacional sirva para sacudir un poco las conciencias de los poderosos y nos de oportunidad de repensar el futuro y espacio para mirarnos simplemente como seres humanos, sin atavismos de "empresarios" ni "líderes" ni todas esas cosas frías y huecas que nos tienen separados...
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Un abrazo.