Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2008

Quién puede imaginar una vida sin locura...

Ven, siéntante, te invito a estarte quieta un rato. Olvida que no puedes moverte, que tu columna ruge con estrépito y escupe su baba negra de dolor. Prueba a estar así tan solo, sin decision alguna que te lleve al camino ni a la danza. Así, sentada, quieta. Palpitante tan sólo en el lugar de la laceración, sin ánimo ni prisa para desencadenar pasos, movimientos, apuraciones. Una muñeca rota, eso es, eso eres por lo pronto, la muñequita plana de papel que dibujó Alejandra aquella noche. Tapoco tienes a dónde ir, cargada como estás de dudas y de noches, acosada por esa especie de desesperación, crónica que produce caries en tus horas y tus días, levanta postemillas que punzan en horas inoportunas, se inflama en calentura y te vuelve densa, tumefacta, desvalida. Quédate como estás, echada de costado pero no maja desnuda sino flaca y sola, sitiada por dolores que están fuera de tí, acosada por dardos que preguntan cuándo o hasta cuándo. Así, no muevas la cadera que se te quiebra la cint

Ligera recaída

Estoy pintando varias horas al día y me sucede como siempre: me meto al cuadro y no me entero de lo que ocurre en el mundo. Por eso es hasta la noche o la mañana siguiente cuando veo que me duele bastante la columna en la parte de la cintura. Creo que al pintar hago algún movimiento que me afecta, quizá inclinarme hacia adelante o agacharme para cubrir la parte inferior del cuadro ya que siempre pinto de pie. El caso es que anoche tuve que dormir con un parche medicado para el dolor y ahora mismo lo tengo bastante importante. Eso sí: mientras pinto no siento absolutamente nada. (Pablita ya está de regreso luego de varios días en Bajamar, qué dicha. Siempre los hijos son la luz de nuestros ojos)...

La obra del día

Sí, ya sé que debería ser una buena obra: de caridad, de humanidad, etcétera. Pero hablo solamente de la obra plástica que hice el día de hoy o mejor dicho que armé porque algunos dibujos fueron hechos hace tiempo y solamente los reuní en una composición para mi proyecto de Todas somos una. Por lo demás, seguimos sin novedad: el clima caluroso, mucha tierra, la mata de chile reventando, los rosales aún heridos no sé si por la plaga, por el agua mala o las hormigas. En fin, la vida...

Segunda visita

Hoy tuve mi segunda visita con el Dr. Chong, un chino recién llegado a Ensenada que me recomendó una señora cuando me vio prácticamente inmóvil con la dolencia de mi columna. Amablemente me dio el teléfono y luego de buscarlo sin éxito, le dejé recado en su contestadora y luego llamó para darme la primera cita, que fue hace una semana. Tengo que decir que he mejorado mucho desde la primera vez, aunque por las noches sigo sin poderme acomodar, moviéndome cada minuto aproximadamente para ver a qué hora me acomodo sin molestias, y así todo el tiempo hasta que me vence el sueño. Hoy tuve la segunda sesión, y de nuevo tuvo que deshacerme los nudos que se me hacen en los músculos de espalda, hombros y cuello. Al principio es doloroso porque hasta me truenan pero al final me siento relajada y sin dolor. El doctor dijo que quiere hacerme un masaje más profundo y eso será en dos semanas. Mientras tanto espero seguir bien como hasta ahora. Ayer fui a Tijuana, hacía un calor insoportable, más que

Trabajos de Sofía

Primero la mancha, el color local, la composición. En el último paso, definición del color, ajustes a la composición.

Un día con aire

Hoy tuve la clase con mi alumna por la mañana, contrario a la costumbre de las tardes. Terminó un bodegón con frutas e inició un autorretrato. Como hacía calor abrimos la puerta del estudio pero el viento está tan fuerte que nos hizo un batidillo de papeles y cosas que salieron volando, a Sofía le cayó en la mano uno de mis dibujos y tuvimos que cerrar la puerta. Cuando vinieron a recogerla me dijeron que la reja de la cochera se había abierto de par en par y me la cerraron, así que fui a ponerle una correa de perro para asegurarla porque no tengo cadena. El viento sigue, no sé si esto es lo que llama Santana la gente de aquí, que es cuando hace mucho viento, mucho calor y levanta tanta tierra que las casas quedan con su desierto particular cada una, con la consiguiente tarea de lavar y limpiar ropa y papeles y todo lo que haya. Por otro lado la angustia que ahora vive conmigo como si fuera la tierra de mis uñas -o mejor dicho la pintura que siempre traigo pegada porque estoy trabajand

Arte para curar

Ayer me llamaron muy temprano avisando que mi hermano agravó. Yo no podía viajar a Tijuana hasta en la tarde, por lo que me puse a pintar para no terminar comiéndome las uñas. Cuando pinto me meto al cuadro y el mundo se queda suspendido, en otro plano. Me quedo en el mundo del color y la textura, en donde lo único que existe son las formas, sensaciones. No importa el tema, cualquiera sirve. De modo que comencé a refugiarme en el dibujo de la fachada de la casa que ocupamos. Soleada, con sus techos de teja. Sé que como la poesía, la pintura ayuda a que me cure: de la ansiedad, de la angustia, de dolor. Provoca en mí una introspección que me serena en algunos casos, o que simplemente me hace olvidarme de todo, incluso de mí. Es mi otro hogar ese espacio especial en el que se da la creación, el encuentro con mi yo desconocido y oculto. Es el lugar donde me curo. En la foto, una parte del proceso de mi cuadro todavía sin terminar.

Onda de calor y cosecha

Estos días me han recordado a Monterrey por calurosos. El sopor después de las cuatro de la tarde es pesadísimo y peor si tiene uno que trabajar. Justo cuando iniciaba mi clase tuve que tomarme un mate para evitar quedarme dormida. Es rico el calor, sentir el sol y el aire, pero cuando sube demasiado la temperatura comienzan los problemas en mi piel, que por alergia se llena de sarpullido y sudo como si estuviera en el sauna. Eso me provoca ampollas en los pies. Pero cuando baja el sol las tardes son muy agradables al aire libre, en el jardín o por la ciudad, en la cafetería degustando el novedoso ice latte del Tomas de la Diez, donde se encuentra uno con los amigos. A diferencia de Monterrey, donde el calor zumba como chicharra y no hay ni un soplo de aire, aquí en Ensenada siempre corre la brisa fresca y es menos difícil andar en la calle con el calor. Por otro lado, nuestra planta de chile habanero, que solamente había dado un fruto, ahora está cargadito y como es bien sabido que n

Verano: Fiesta del vino en Ensenada ¿Para unos cuantos?

Inició en julio y termina en este mes: las casas vinícolas organizan actividades y recorridos, serenatas y comidas. Todo a los precios más inaccesibles, naturalmente. Es la manera de filtrar a los asistentes: se prefieren los dólares. Los precios van de los 35 a los 150 dólares. Claro que los "baratos" son o conferencias o simples visitas enológicas. Aunque claro, para el Foro Legislativo de la Industria Vitivinícola la entrada es gratuita y en una de esas hasta van a tener que pagar para que entre la gente. Claro que para la "Taurovinomaquia", con la presentación del charro Vicente Fernández, el costo va de 250 a 500 dólares. Los mortales comunes tenemos por tanto muy poca oportunidad de asistir a la "gran fiesta", como no sea la Verbena popular que organiza la casa de vinos Santo Tomás en la calle, que por cierto el año pasado estuvo tan desangelada que poco se notó que la fiesta era sobre el vino. Para los que recién estamos en este puerto todo eso resu

Altibajos

El sábado pasado mi hermano estuvo en crisis y se internó en una clínica del Seguro Social en Tijuana para que recibiera hemodiálisis. El médico que lo atiende, un tal doctor Hurtado, le dijo sin ambages que a lo mejor no salía vivo de ahí porque calculaba que le quedaban tres horas de vida. No, no hablo de un verdugo sino de un médico, "el mejor nefrólogo" de la clínica 20 del Seguro Social, quien confirmó su dicho ante la esposa de mi hermano y le dijo que les daba cinco minutos para decidir si tomaba la hemodiálisis o no. Cualquiera puede imaginar en qué estado mental y emocional entró Jared al tratamiento. Pero al cabo de tres horas salió para recuperarse del proceso. Entonces el médico cambió su pronóstico por el de "entre ocho y quince días". Como nos quejamos porque la dieta no era adecuada ya que contenía más agua de la que le permiten tomar a mi hermano, y de la manera prepotente como se dirige a algunos de sus pacientes, a los que por regla, cuando le caen

Poema de Alejandro Aura (Q.E.P.D.)

DESPEDIDA Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta, pedir los abrigos y marcharnos, aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo y en las que cada uno pusimos nuestra identidad; se quedarán los demás, que cada vez son otros y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue, también el hueco de nuestra imaginación se queda para que entre todos se encarguen de llenarlo, y nos vamos a nada limpiamente como las plantas, como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo y luego, sin rencor, deja de estarlo. ¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres, allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra, eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas en el que el tiempo se mueve tan despacio que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua. O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan las luces iridiscentes por secretear con sus mejill

Rondines de la Señora Muerte

Esta mañana desperté optimista. Regué el jardín para que mis recién plantadas semillas de cempazúchitl no se pusieran tristes y estén en todo su esplendor para Día de Muertos, y después, en la cocina, me dispuse a preparar patacones para desayuno, lo que desde luego me introdujo en la nubosa nostalgia del gallo pinto y mis estancias en Costa Rica... Y luego vengo a la computadora, todavía llena de optimismo y energía, no se sabe si por el día soleado o porque es un día más en que no tengo dolor y puedo moverme, y me encuentro con la noticia de dos muertes. Alejandro Aura murió en España y sus cenizas vendrán a nuestro país, como él quiso. Lo conocí personalmente en una lectura del Club de las Aureolitas en Tacuba, nacido a raíz de unos talleres que él impartía, y entre otras cosas leyó un texto divertido con el estilo del discurso de Don Quijote en un imaginario encuentro nada menos que con Agustín Lara, a quien Don Quijote llamó "El caballero de la humeante mejilla" por la m