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Tutti frutti




Aquí siguen helados los vientos, se vive un eterno febrero y no terminamos de acostumbrarnos todavía a la falta de calor, aunque tampoco lo deseamos.
Mi dolencia por fortuna aminora y me permite más movilidad y menos queja.
Pabla me trajo ayer otro nieto peludo: un Yorki de cuatro meses que nos puso a babear alelados y envidiosos, y puso a mis perros un poquitín celosos. Comprobado: La Nube no tiene instintos maternales ni cosa que se le parezca. Estuardo, por su parte, se limitó a no prestar su juguete.

Trabajo más en la pintura, he comenzado un ciclo de autorretrato que me cuesta muchísimo porque al parecer me veo como nadie más me ve... no sé si es el ojo demasiado crítico o el cariño de mis semejantes lo que hace que no coincidamos en el parecido.

Preparo el curso de verano para el caso de que pudiera yo armarlo aquí en casa. Extraño a los niños, luego de trabajar cada día de la semana en la escuela de Monterrey, empiezo a sentir ansiedad por no tenerlos cerca.

Sembré lo que en Veracruz conocemos como tulipán y ya está dando flores. La plantita de chile al parecer se resintió por el frío y no sé si se recupere. Pero este fin de semana trajimos una hortencia que no tardo en sembrar.

Ayer me levanté tarde y abrí la cortina de la ventana para ver la calle. Es algo muy especial para mí estar en mi cama viendo pasar autos y gente, me hace sentir verdaderamente privilegiada por no tener que salir a una hora temprana y correr hacia el trabajo. Me hace sentir que veo pasar la vida, por eso sólo de vez en cuando lo hago...

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Poema para los niños migrantes

Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Recordando la vieja máquina de escribir...

Estoy fascinada porque un amigo me puso un programita en mi compu que hace que cuando escribo mis importantísimos asuntos, mi teclado suene como máquina de escribir... Es que recuerdo aquellos tiempos en los que las colegiaturas de mis hijos y nuestra manutención dependían de la velocidad y ritmo de ese mágico sonido... En esta foto, la imagen de la primera máquina eléctrica que me tocó usar, cuando llegué a la ciudad de México a trabajar en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Un tiempo después ésta fue mi favorita, la máquina de esfera, porque le podía cambiar los tipos de letra y hasta el color de la tinta porque había cintas de color sepia. Se me descomponía con frecuencia hasta que el técnico descubrió que yo era demasiado rápida al escribir y se trababa la esfera, já já. Además de trabajar en una institución, ponía anuncios en el periódico para mecanografiar trabajos. Desde luego lo más socorrido eran las tesis, hice muchas pero además me tocó hacer el directorio