Luego de una semana caleidoscópica en Huajuapan de León y sus comunidades o agencias como las llaman, el Encuentro de Mujeres Poetas concluyó con un recital en Bellas Artes, anoche.
Llegamos rendidas y con escaso tiempo para prepararnos para tal presentación, pero haciendo del hotel en el df un gigantesco guardarropa común con todo y la tlapalería para acicalarnos, pudimos estar listas y a tiempo para las lecturas.
La última lectura y el último abrazo por lo pronto, luego de la conivencia de una semana. Todas mujeres, todas poetas, todas sensibles y locas: nada más maravilloso.
Para mí en lo personal no fué difícil la conivencia, tuve compañeras de equipo jóvenes y talentosas y sobre todo, cálidas y amigables. Nuestros anfitriones fueron como padres, de tal modo queregresé con una maleta cargada sólo de los regalos que me dieron.
Pero los regalos que traigo en mi corazón son mayores y más abundantes. Don Paulino me recibió como cada que voy, en su casa, con una comida espléndida y un abrazo familiar que siempre me ha hecho sentir que pertenezco a esa familia. Y al final, su bendición en mixteco.
Guadalupe y Saúl con su hija Libertad, estuvieron en el museo de Huajuapan buscándome hasta encontrarme, y luego de cuatro años de no ir por esas tierras, sí que fue un encuentro. Como siempre, mis amigos me llevaron y trajeron por Huajuapan siempre que tuve necesidad, y me regalaron con su cariño como si nunca hubiéramos estado lejos.
El último día encontré por fin a la maestra Isabel, otra de mis anfitrionas a quien había buscado sin éxito durante los días anteriores.
En fin, es tanto lo que traemos del Encuentro que cuesta desmenuzarlo, es como si fuera en la montaña rusa de las emociones y recuerdos así que dejaré que se asiente todo un poco para intentar comunicar lo que pasó.
Y además, ¡esperen las fotos! visitamos lugares hermosísimos y gente maravillosa. Pero como no he llegado a casa, habrá que conformarse con este adelanto por lo pronto...
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